Los inhaladores

Los inhaladores son usados para aliviar problemas respiratorios en los niños, desde una secuela de resfriado hasta casos graves de asma. En los años ochenta su uso estaba muy restringido pues existía el miedo de que pudiera causar graves efectos secundarios, como la disminución de la densidad ósea, por ejemplo.


Hoy en día, algunos médicos pediatras están indicando este medicamento de manera más flexible, de manera que muchos de nosotros conocemos por lo menos un caso cercano.

Dependiendo de la edad de los niños, los inhaladores se recetan para usar directamente en la boca, o bien mediante una aerocámara, en el caso de niños pequeños. El uso de la primera opción, para niños mayores, es más complicada, pues estos deben aprender a inhalar al mismo tiempo que activan en aparato presionando la parte superior . En la segunda opción, la aerocámara retiene el gas suspendido una vez activado, dándole más tiempo para ingresar al sistema respiratorio. Además permite un mejor control del adulto sobre la dosis en su hijo.

Si bien es cierto que su uso está aumentando, y que los insumos para su producción han cambiado, es necesario tener en cuenta que sus efectos secundarios no han sido descartados de manera tajante por la medicina. Incluso sus efectos benéficos son lentos, pudiendo tomar en algunos casos semanas o meses para que se vea alguna mejora.

Hay casos en los que se recetan como "refuerzos", sobretodo antes de los cambios de estación. En todo caso, sería preferible no utilizarlos sin antes haber intentado con otras terapias y en ningún caso administrarlo sin la indicación de un médico especialista.





Para que tu hijo lo acepte hay algunos trucos que te pueden ayudar:
  • Transforma la sesión de inhalación en un juego controlado con tu hijo.
  • Ponte la aerocámara tu primero para que tu hijo vea que no hay peligro. Luego tantea suavemente su reacción cuando se lo acercas a su rostro.
  • Dale la tapita del inhalador a tu hijo para que la meta en la aerocámara. Luego, tú la haces caer hacia afuera como de un tobogán. Así un par de veces.
  • Una vez en la inhalación, la misma tapita se la puedes dar para que "camine" sobre la aerocámara: puedes hacer como que ésta es algún animalito que va de su casita a tomar agua a la laguna, por ejemplo, o que está haciendo equilibrio en un puente-tronco, etc.
  • Pega las etiquetas o calcomanías favoritas de tu hijo en la parte del inhalador que esta a la vista. Así lo harás parte de su universo imaginario.
  • Cuenta con él en voz alta, variando tu tono de voz de manera graciosa. Intenta ver cuál es la manera o tono que más le llama la atención o le causa una sonrisa.
  • Al final dale la aerocámara para que la observe y manipule. Así se familiarizará con ella. Házle notar que lo ha hecho muy bien, acariciándolo y abrazándolo.

Imagen: La Nacion

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