Poesía para dedicar a los niños

A la hora de buscar regalos para niños lo primero que pensamos es en juguetes. Luego buscamos los más económicos, los empaquetamos bien y listo. Pero ¿sabes cuál es un regalo cuyo costo sólo será el que te tome memorizarlo? Pues nada menos que un poema: su costo es cero; su valor es infinito.


La poesía siempre ha sido una manera tierna de demostrar cariño y estrechar lazos. Por eso, si buscas algo diferente para regalarle a tu hijo en su cumpleaños, o para homenajear a tus alumnos en el Día del Niño, dedícales o enséñales un poema que los sorprenda, que los motive, que los eduque. Aquí algunas sugerencias.


La Mano

¡Retoñito de mi carne!
Capullito de mi flor,
Conforme tú vas creciendo
¡se me achica el corazón!

Quédate así, menudito
de cinco añitos, la mano...
con cinco dedos, la mano...
¡qué bien se sabe bastar!

Pequeño como violeta
como mata de fresal...
Árbol que crece muy alto
¡Viento lo puede tronchar...!

¡Retoñito de mi carne!
Capullito de mi flor:
conforme tú vas creciendo...
¡se me achica el corazón!

Autor: Catalina Recavarren


Balada de los ojos niños

Todo cuanto tú ves lo vi en tus ojos
antes que tú pudieras ver.
Claro de luna que fue rosa
blanca en tus sueños de mujer.

Todo cuanto tú ves está en mis ojos
después que tú aprendiste a ver.
Blanco de rosa que en mi vida
un sueño blanco ha vuelto a ser.

Todo cuanto tú ves serán mis ojos
cuando no puedan ver.
Luz en mi sombra y sombra de mi alma.
Ser en tu ser.

Autor: Alberto Ureta






Para mi hija Víveka

Porque cogí la mariposa
no en el jardín
sino en el sueño
porque en mi almohada
oí cantar al río
al crepúsculo orar
porque el cielo breve
de la flor
me llevó lejos
porque el niño aún
(que fui que a veces soy)
despierta y ve
la mariposa
volar en el jardín
que ya no es sueño.



A su debido tiempo cada cosa

Niños:
para ir al huerto y coger
frutas de rebosante dulzura;
para hacer
una ronda que gire
como los planetas,
como aquellas redondas
sombras que apetecen
la luz del Sol;
para hacer una ronda que palmotee los pies del alba,
una ronda que cante
con su regocijada luz
en la garganta;
para reír,
para gritar más fuerte
que el más fuerte de los gritos;
para saltar más largo
que el más largo de los saltos;
para conversar, para jugar
en el travieso recreo de la escuela,
para todo eso hay tiempo.

Hay tiempo para todo eso.
Ahora, niños, ¡Atended a la clase!
¡Atended! Es tiempo de
estudiar, de estudiar
por qué apetecen luz
aquellas redondas sombras
que giran y giran
como una ronda.

Autor: Livio Gómez


Cómo te espero

¡Cómo te espero
pequeña gota de vida!
Cómo no sobresaltarme
cuando
te mueves dentro mío
(Increíble sentirte tan vivo)
Semilla inmensa
en tanta tierra
ansiosa de lluvia

Autora: Carolina Ocampo


Imagen: Mahalie Stackpole en Flickr.

Comentarios