El Valor de la Sinceridad en los Niños


La sinceridad significa expresarse con sencillez y veracidad, sin fingimientos, dejando de lado la hipocresía y la simulación.

La sinceridad como valor se desarrolla en tres contextos: hacia uno mismo, hacia los demás y hacia la sociedad en general.

Existen muchas razones para fomentar este valor entre los niños. La sinceridad es necesaria para gozar de una óptima salud mental. Cuando un niño miente, se siente mal consigo mismo. La sinceridad es imprescindible para establecer relaciones interpersonales en cualquier sistema (colegio, familia, etc.). Si el niño se sincera con el adulto, este también se sincera con él. A partir de ello se establecerá un fuerte lazo de unión entre ambos. Finalmente, la sinceridad promueve la convivencia en un entorno justo. Cuando las personas se caracterizan por ser sinceras, contribuyen al manejo y resolución pacífico de situaciones problemáticas.

La intensidad con que se puede vivir la sinceridad dependerá de la capacidad de la persona para reconocer lo que es la situación real. Se impone entonces enseñar a los niños a distinguir entre la realidad y la fantasía, entre hechos y versiones, entre lo importante y lo secundario. Ser sincero es ser honrado y justo en todas sus relaciones, empezando por la relación con uno mismo.

Entre algunas de las actividades que se pueden desarrollar, dentro de un Plan de Formación de Valores, está el Cuadro del Día. Este cuadro de doble entrada puede estar en un lugar del aula, pero también puede utilizarse en casa






Consiste en escribir una serie de actividades relacionadas con el valor que se está trabajando y asignarle una "carita" cada día, dependiendo si el niño cumple con las actividades: Muy Bien=sticker carita feliz y estrella, en proceso=sticker carita feliz, en inicio= sticker carita normal); si no las realiza, se deja el casillero en blanco.

En cuanto al valor de la sinceridad, las actividades y actitudes a evaluar pueden dividirse en dos quincenas: la primera para evaluar si "digo siempre la verdad" y la segunda para evaluar cómo "decir la verdad me hace feliz".

En la primera quincena, las actividades podrían ser:
  • Respondo siempre con la verdad a las preguntas de papá, mamá o de otros
  • Si me equivoco, lo reconozco y no trato de ocultar mi error
  • Expreso mis sentimientos, deseos, dificultades, etc.
  • Converso con mamá y papá sobre lo que realicé durante el día
En la segunda quincena, las actividades podrían ser:
  • Rezo antes de dormir y agradezco por todo lo bueno que recibí, pero también reconozco mis errores y prometo mejorar
  • Recibo a papá y mamá con un fuerte abrazo cuando llegan de trabajar y les digo lo mucho que los quiero
  • Si no puedo o no quiero hacer algo que me piden, explico las razones con sinceridad, sin gritar ni llorar
  • Converso con papá y mamá de cómo me fue en el Jardín, y ellos me cuentan como les fue en el trabajo o en la casa durante mi ausencia
Los cuadros deben hacerse de materiales y colores llamativos, que estén a la vista del niño y del cual se permitirá una participación activa en su elaboración y llenado. Su aplicación a manera de juego será una forma eficiente de reforzar la formación de valores en los pequeños y aportará mucho en la guía que los padres necesitan a la hora de encarar este importante aspecto en la crianza de sus hijos.


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