Evita que tu hijo sea machista vigilando tus propias actitudes

Este artículo puede serte de utilidad si consideras inapropiada una actitud y una educación machista en tu hijo y buscas saber si le estás dando las señales equivocadas al criarlo. Y es que la creencia de la superioridad del hombre sobre la mujer se siembra en casa. Los padres de familia transmitimos estas realidades a nuestros hijos a través de nuestras propias actitudes, muchas veces sin darnos cuenta.


El machismo consiste en la diferenciación en el trato y oportunidades que se les da a hombres y mujeres. Un niño criado así puede aceptar la injusticia, la violencia y la marginación de la mujer más fácilmente que un niño criado en un ambiente de equidad.

No es necesario que el niño tenga una hermana; también aprehender que la mujer es menos en la relación que ve en sus padres. Existen muchas actitudes de origen machista que exhibimos frente a nuestros hijos, como por ejemplo:

"Los hombres no lloran"

Llorar es sinónimo de debilidad. El hombre es fuerte y no debe llorar. Repetirle esto a tu hijo cada vez que llore para calmarlo sólo le ocasionará una gran frustración y crisis de identidad cada vez que tenga ganas de hacerlo. ¿Somos nosotros expresivos o somos emocionalmente distantes con nuestros hijos o frente a ellos? El llanto es una forma de expresarse. Permitirle que la conozca y experimente sin complejos enriquecerá su vida emocional.


El pequeño dictador

Algunas mamás hemos visto en nuestra niñez a los hombres ser servidos y mandar. En muchos hogares, mientras los hombres conversaban y fumaban en la sala, las mujeres preparaban la comida en la cocina. Detecta estas tendencias en la manera en que cuidas de tu hijo. Por ejemplo: ¿das permisos a tu hijo que no le das a tu hija?¿le sirves a tu hijo la comida, mientras que tu hija te ayuda a poner la mesa? Y llamar la atención al niño con un "que te sirva tu hermana!" es la cereza del helado en estas situaciones.

Procura asignarles pequeñas tareas y responsabilidades de manera equitativa. Que ambos sientan que tienen algo que hacer  y aportar en la casa y que ninguno tiene privilegios.





"Muñecas para niñas; carritos para niños"

Más importante que los juguetes, son los roles que se representan con ellos. Por eso, que un niño juegue con muñecas no tiene nada de malo, y que las niñas lo hagan con carritos tampoco. ¿Acaso Barbie no tiene su auto? ¿Y Ken no es, técnicamente, una muñeca? Esto sucederá más frecuentemente en familias con hijos de ambos sexos.

Cualquiera sea el juguete lo importante es ver qué rol le asigna el niño y cómo se desenvuelve con él. (¡Aunque es muy probable que las muñecas duren menos en manos de tu hijo!) Hacer un escándalo a tu hijo por haber querido jugar a las muñecas con su hermana hará que en su mente se separe aún más la brecha entre géneros.


Peleas frente a los hijos

Además de ser un pésimo ejemplo de cómo los adultos manejamos nuestras diferencias, los niños tienden a etiquetar la actitud generalmente violenta del hombre como dominación, y la reacción de llanto en mamá como sumisión. Esto se asume como normal con el tiempo y se hace parte del niño en su manera de relacionarse con los demás.

Tus roles y los de tu pareja en casa

Inconcientemente podemos haber asumido que el hombre va a trabajar, lee su periódico, trae a sus amigos a ver el fútbol a casa, levanta la voz y lo recibe todo; y que la mujer se queda en casa, ordena las cosas, escucha, cocina, sirve y sólo recibe instrucciones.

Si es así en tu casa, conversa con tu pareja sobre estos temas, vigílense durante el día y anoten todas las actitudes que consideren machistas en el otro. Al final de la semana reúnanse para intercambiar sus observaciones. Esto les servirá para replantear su conducta, no sólo frente a sus hijos, sino entre ustedes.


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