Las mentiras que les contamos a los niños para "educarlos"

Como padres nos preocupamos por evitar que nuestros hijos sean mentirosos y que utilicen la mentira para lograr todo lo que quieren. ¿Pero acaso nos hemos puesto a pensar si no somos nosotros los que les enseñamos a mentir con nuestro ejemplo?


Son muchas las frases que se han pasado de generación en generación como fórmulas "infalibles" para "educar" a los niños apelando a su repetición y al miedo.

Además de ser frases poco constructivas y que no aportan nada positivo a la autoestima y a la reflexión del niño sobre las verdaderas razones por las que debe hacer o no hacer algo, son frases que por su impacto y su capacidad para confundir causan angustia en los pequeños.

Asombrosamente son consideradas como efectivas, cuando no hacen más que crear nuevos temores o las más fantásticas imágenes en la tierna mente de los niños.

Te va a comer el coco

Es muy utilizada para que el niño coma toda su comida. El coco o cuco es una criatura temible que sin embargo no es conocida por los niños de hoy más que por lo que les sugiere la lamentable frase con la que buscamos hacerlos obedecer. El niño solo acierta a pensar que debe ser algo horrible suelto por las noches. No solo comerá con disgusto, sino que además tendrá dificultades para dormir.

Si te comes las pepas de limón te va a crecer un árbol en la barriga

Es otro ejemplo de la respuesta irreflexiva y automática de los padres ante la conducta de sus hijos, fruto del desconocimiento de los procesos de desarrollo integral infantil de los que es síntoma. Bastaba decir que las pepas no se comen, ¿verdad? No solo las del limón, sino las de cualquier otro fruto. Por último, si se las come, no pasará nada tan grave como un árbol germinando de su ombligo.

Te trajo la cigueña

Y de París, que hace mucho dejó de ser la "Ciudad Luz" Dar una respuesta tradicional provocará un problema adicional muy tradicional: la repregunta. Es ingenuo pensar que los niños no repreguntarán ante gigantesco sinsentido: ¿y cómo soporté el viaje sin comer o caerme? ¿Al descansar de su vuelo hacia acá me dejó en un pantano mientras tanto? ¿Y como reconoció a mi mamá?

Quienes inventaron estas mentiras no pensaron en sus posibles objeciones, ese embrollo se lo dejaron a los pobres padres que no se preocuparon por saber más sobre cómo responder preguntas embarazosas de una manera natural, sin necesidad de confundir al niño con aspectos "técnicos".





Los niños no lloran

La represión de la libre expresión de los sentimientos es algo aún más grave que fomentar la confusión. Es común sobre todo en sociedades y familias machistas y cuya supuesta fortaleza se tambalea al chocar con la realidad. Aquello que debería ser considerado una demostración de sensibilidad y desarrollo humano es visto como señal de debilidad. No solo los niños lloran, los grandes también. Lo malo está cuando - ambos - lloran por cualquier cosa.

A los niños que mienten les crece la nariz

Una frase que pretende ser una enseñanza termina siendo una paradoja que castiga precisamente aquello que representa. No estaría mal escribirla en la nariz de quien lo dice. A los niños que mienten les suceden cosas mucho más graves que el crecimiento de su nariz: pueden quedarse solos, por ejemplo.

Todas estas mentiras y muchas otras supuestamente aleccionadoras tiene  en común que suelen ser dichas como amenaza, lo cual crea angustia en los niños. Además, si es que finalmente tienen éxito en evitar algunas actitudes en los pequeños será por las razones equivocadas. Darles a conocer las verdaderas razones de una conducta inadecuada permitirá que el niño tenga un mejor proceso de socialización, desarrollando reflexión, empatía y respeto para quienes le rodean.

Existe una exhibición de arte en México que ha presentado este tema de manera muy original. Cada una de estas "mentiritas" y otras más están representadas plásticamente tal como la entendería un niño al escucharla. Es una manera muy creativa de hacer entender y reflexionar a los adultos que el mensaje que pretenden darles a sus niños puede estar siendo asimilado de una manera que ellos ni sospechan.

Por eso, si pensamos que con esas "mentiritas" solucionamos el problema, nos estamos engañando nosotros mismos y perdiendo una gran oportunidad para desterrar esas mentiras como recurso para la crianza de nuestros hijos y de paso como parte de sus vidas.


Imagen: Pixabay.


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