¿Cuántas horas al día deberían estar los niños en la escuela?

Entre los elementos que causan más controversia en los sistemas educativos, uno de los más llamativos ha sido el aumento de horas al día y de días al año escolar. ¿Es esto realmente necesario?¿Cómo y cuánto influye en la calidad educativa?




"En mis tiempos íbamos al colegio todo el día"


Cuando conversamos sobre este tema con nuestros padres -los abuelos de nuestros hijos-, el hecho de que la jornada escolar dure 7 horas o más, que empiece minutos antes de las ocho de la mañana o que incluya 10 meses al año no los escandaliza, más bien les parece poquísimo.

Durante el milenio pasado, en la mayoría de países la escuela significaba el 70% de la vida diaria de un niño. Luego del turno de la mañana, los niños podían ir a sus casas a almorzar para luego regresar en la tarde. Además, el ambiente que se vivía en los colegios era mucho más formal y con una estructura jerarquizada, donde el maestro era la fuente de todo conocimiento y al que se debía respeto y obediencia sin excusas.

Pero quienes fueron niños en aquella época también recuerdan que la exigencia académica era muy fuerte y la calidad pedagógica de los maestros mejor que la actual. A largas horas de estudio se les sumaba la calidad de las clases. ¿Entonces?

De hacer moldes hacia cómo romperlos


Resulta sin embargo que aquella exigencia académica lamentablemente iba de la mano de mucha severidad, que solía incluir castigo físico, en caso no se respondía correctamente, se cometía alguna indisciplina o se desaprobaba un examen. Los padres de familia aceptaban este trato a sus hijos en el colegio como algo natural, principalmente porque ellos también habían sido criados y criaban así a sus hijos. Era algo normal entonces. Había que amoldarse a los requisitos.

Aquella política educativa produjo una generación que se adaptaba fácilmente a un sistema de trabajo burocrático y mecánico, pero que limitó de manera importante su capacidad de innovación.

Siempre hay quienes se incomodan cuando se compara lo que pasa en otros países con lo que se hace en el propio. Pero es necesario recordar que la comparación no es lo mismo que imitación; es investigar sobre la posibilidad de adaptar o aplicar otras políticas que han tenido resultado, considerando la realidad propia.

Los niños pasan 6 horas en la escuela en el mundo en promedio. Pero las comparaciones pueden ser engañosas si no se toman en cuenta otros factores. Para el análisis, hemos seleccionado seis países: tres en los mejores puestos del PISA y tres en puestos medianos o bajos.

Finlandia: 4 horas al día


Este país suele aparecer en los primeros lugares del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA).

Las clases empiezan a las 8:15 y a los niños no se les exige el cumplimiento de ritos tales como formaciones. En Finlandia no se estandariza a los niños; la educación es personalizada y se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño.

El maestro ahí no es un faro de conocimiento, es un guía de a pie que prioriza el proceso sobre la evaluación: no hay exámenes sino observación y acompañamiento. Además, se fomenta la creatividad, la libertad y el derecho de los niños a elegir. No les enseñan a repetir, sino a reflexionar.

Finalmente, en Finlandia no hay colegios privados.





Singapur: 6 horas al día


Esta potencia asiática también está entre los primeros lugares del PISA. Pero la política educativa está muy alejada de la nórdica.

En Singapur las clases empiezan más temprano, a las 7:20 de la mañana. Clasifican a los niños por desempeño y estimula la competitividad. Sin embargo, el ingreso a la universidad como objetivo le ha generado críticas, además de ser tachado de rígido y elitista, sin mayor promoción de la creatividad. Esto ha hecho de Singapur una gran potencia, pero a nivel técnico-operativo.

Por otro lado, quienes apoyan este sistema afirman que la variedad de opciones en las materias de estudio mantienen el interés de los alumnos por el mismo.

Estonia: 7 - 8 horas al día


Basa su sistema educativo en la libertad y la igualdad; la educación es gratuita, sin importar la procedencia del alumno. Los niños están contentos con sus profesores, y estos son permanentemente capacitados y bien pagados, y hay pocos alumnos por aula

Estonia es uno de los países más avanzados en transformación digital. Por eso prioriza la digitalización de los colegios. Además, otorga gran autonomía a escuelas y profesores en el estilo educativo y en el manejo de contenidos.

Las clases suelen empezar a las 8:30 y terminan a las 4 de la tarde, incluyendo almuerzo gratuito, actividades y talleres, juegos y uso de Youtube y Facebook. Como contraparte, los alumnos suelen usar unas 15 horas a la semana para sus tareas escolares.

España: 6 horas al día


Está entre los primeros 30 puestos del PISA. Aún así, su sistema educativo recibe muchas críticas. Por ejemplo, que es susceptible de ser ideologizado dependiendo del gobierno de turno, mucho fracaso escolar, paro juvenil y analfabetismo funcional.

Algunos especialistas sugieren dar más énfasis a la creatividad, eliminar la memorización, dar más autonomía a escuelas y profesores, así como eliminar la estandarización de los estudiantes y reducir los deberes para la casa.

Argelia: 6 horas al día


Está en los últimos puestos del PISA. Hay gran ausentismo escolar, principalmente debido a razones culturales. La educación secundaria se enfoca en preparar profesionales para la industria.

República Dominicana: 7 horas al día


La jornada se divide en dos turnos: mañana y tarde. Sus críticos indican que la calidad educativa es baja, los docentes están poco preparados, las lecciones son memorísticas, existe mucha repitencia y deserción.

De las experiencias mencionadas se puede apreciar que el número de horas escolares no es el único factor para mejorar la calidad educativa. Pero si se toman en consideración los demás, la permanencia en la escuela se reduciría de manera natural, proporcionando más tiempo libre a los niños para jugar, socializar y compartir con su familia, sin sacrificar su desempeño escolar ni su preparación para el mundo adulto.


Referencia: PISA 2016

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