Qué será de nuestros niños luego de la pandemia: primeros efectos

Parece poco, pero ya están a punto de cumplirse tres años desde aquel día en el que tú y tus hijos se enteraron del primer caso de COVID-19 en tu país, y de la fecha en la que se cerraron los colegios.

Días y luego meses de miedo e incertidumbre se sucedieron entonces. Los países de todo el mundo ensayaron diferentes estrategias frente a un enemigo que no se presentaba desde hacía cien años: la pandemia. De nada valieron los grandes adelantos tecnológicos para evitar el contagio y las muertes de miles de personas a nivel global.

La economía, la salud y el trabajo fueron algunos de los rubros que más se afectaron, junto con uno tanto o más importante: la educación.

2021 -2022: un lento retorno a clases en el mundo

¿Recuerdas esos primeros días en los que padres de familia y colegios tuvieron que adaptarse sobre la marcha a una metodología educativa virtual? Se utilizaron plataformas y metodologías de trabajo y coordinación que jamás se habían usado antes. Los primeros días fueron de estrés total, pero lentamente las computadoras reemplazaron a los salones de clases, se empezaron a enviar tareas por plataformas interactivas y las clases se sustituyeron por videoconferencias.

Finalmente, nos adaptamos. Pero al mismo tiempo nos dimos cuenta que algo estaba sucediendo. Las competencias y los objetivos educativos no se lograban de manera cabal con la modalidad virtual. Al mismo tiempo, se estaba descuidando el tema de contacto social, imprescindible entre los niños y adolescentes como parte de su formación académica y humana.

Poco a poco, la presión se hizo más fuerte para que se reanudaran las clases presenciales. Algunos países pudieron hacerlo sin dificultad, pero muchos otros han tenido problemas para hacerlo, debido principalmente a problemas de gestión, comunicación, burocracia, infraestructura, falta de decisión política e incluso desobediencia civil.

Como consecuencia de esto, la vuelta a la "normalidad" no se ha dado con la rapidez necesaria a nivel global. Tomemos como referencia los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según este organismo de la ONU, en julio del 2021 habían 177 millones de estudiantes que aun no habían regresado a clases presenciales en la escuela.




Si por otro lado, se compara el porcentaje de alumnos que sí había regresado a clases entre septiembre de 2020 y septiembre de 2021, este pasó de un 16% a un 35%. En el mismo periodo, pasaban de ser 94 a 177 los países que abrían sus colegios.

Para fines de octubre 2021, la cifra de escolares que aún no habían regresado a sus aulas descendió a 55 millones, esto ultimo equivalente al 3.5 del total de estudiantes escolares.

En el año 2022, las cifras positivas mundiales siguieron avanzado, pero al mismo tiempo se empezó a visualizar otro aspecto de la pandemia: los efectos del encierro domiciliario en los niños.

Efectos de la pandemia en los niños empiezan a hacerse evidentes

En marzo del 2022, UNICEF ya hablaba de la pérdida de la mitad de la escolarización presencial para 150 millones de niños a nivel mundial; así de dramático.

Como ese, decenas de estudios empiezan a ver la luz en todo el mundo mostrando la influencia que ha tenido la cuarentena por pandemia en la educación infantil. En general, se puede ver que los números suelen ser alarmantes, incluso en los países más desarrollados.

Sería imposible incluirlos aquí todos, pero creemos que una muestra valiosa de estos esfuerzos es el que ha desarrollado Poliarquía Consultores, en Argentina. La reconocida consultora publicó ya en mayo de 2021 un estudio sobre el impacto de las clases virtuales en los niños, recibiendo la opinión de los padres de familia.

Su trabajo ha revelado algunos hechos preocupantes, como la percepción de que la educación por medios virtuales ha sido de menor calidad (57%) en relación con la enseñanza presencial tradicional.

Pero la información que recibieron en este estudio va más allá. Como los niños ya no están en contacto directo con sus compañeros de clase, se ha percibido graves problemas de socialización en ellos, a lo que se suma la desorganización familiar.

Esto último es más común de lo que podría parecer a simple vista. ¿Acaso no hemos terminado cediendo a los almuerzos de los niños frente a la computadora o la laptop, cuando los colegios no les dan tiempo suficiente para almorzar? O peor aún, ¿no se ha extendido este desorden a almorzar o cenar viendo Netflix o en cualquier lugar de la casa, dormitorios desordenados y responsabilidades relajadas?

El estado emocional de los chicos también ha sido influido a niveles que aún estamos empezando a comprender en toda su complejidad. Los niños viven y comprenden el mundo a través de la experiencia física y el juego, en especial los más pequeños.

Al ser privados de esto, las señales de estrés, ansiedad y desinterés por conectarse a las clases se perciben como consecuencia directa de las características propias de las clases virtuales, por ejemplo la posibilidad de desactivar la cámara del ordenador, con lo que el profesor perdía fácilmente el control de la clase.

Otro síntoma de desorden en la rutina familiar según Poliarquía fue que algún miembro de la familia (23%) tuvo que acomodar su jornada laboral o sencillamente dejar de trabajar para atender a los niños y apoyarlos en casa.

Esto, sumado a que más del 50% de los encuestados mencionaron que los niños no tenían la exclusividad en el uso de los dispositivos disponibles en casa para conectarse a sus clases, le añade un factor más de estrés y conflictos al ambiente familiar.

De estos resultados, se puede deducir fácilmente que la pandemia puede haber significado un retroceso importante en la formación escolar de los niños, representado en menores conocimientos compartidos, pérdida de habilidades intelectuales, y hasta pérdida de años enteros de formación escolar.

Esto será casi imposible recuperar y significará una desventaja competitiva  para los pequeños cuando lleguen a la edad universitaria y luego profesional, añadiendo el perjuicio recibido en su salud emocional y física y en sus habilidades sociales.

Aún no se conocen estudios sobre proyecciones del impacto a nivel países de las clases virtuales, pero puede suponerse que será gigantesco. Su influencia en el desarrollo de naciones enteras dependerá de los recursos que tenga cada país para recuperar lo más pronto posible el tiempo y el bienestar de su infancia perdidos.


Fuentes: Unesco, Unesco, Unicef, Poliarquía


Comentarios